Lunes 04 de junio

Primera lectura

De la profecía de Oseas 2, 16. 17-18. 21-22

Esto dice el Señor:

“Yo conduciré a Israel, mi esposa infiel, al desierto

y le hablaré al corazón.

Ella me responderá allá,

como cuando era joven,

como el día en que salió de Egipto.

Aquel día, palabra del Señor,

ella me llamará ‘Esposo mío’,

y no me volverá a decir ‘Baal mío’.

Israel, yo te desposaré conmigo para siempre.

Nos uniremos en la justicia y la rectitud,

en el amor constante y la ternura;

yo te desposaré en la fidelidad

y entonces tú conocerás al Señor’’.

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: Sal 144, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

Un día tras otro, Señor, bendeciré tu nombre

y no cesará mi boca de alabarte.

Muy digno de alabanza es el Señor,

por ser su grandeza incalculable. R.

Cada generación a la que sigue

anunciará tus obras y proezas.

Se hablará de tus hechos portentosos,

del glorioso esplendor de tu grandeza. R.

Alabarán tus maravillosos prodigios

y contarán tus grandes acciones;

difundirán la memoria de tu inmensa bondad

y aclamarán tus victorias. R.

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento para enojarse y generoso para perdonar.

Bueno es el Señor para con todos

y su amor se extiende a todas sus creaturas. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”.

Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: “Con sólo tocar su manto, me curaré”. Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.

Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas, y el tumulto de la gente y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida”. Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.

Palabra del Señor.

Reflexión

Oseas nos transmite la voz emocionada de Dios que nos anuncia su perdón y nos quiere «reconquistar», llevándonos a la soledad del desierto, para ver si recapacitamos y volvemos al fervor primero. Quiere que volvamos a mirarle con los ojos con que se miran los novios, llenos de ilusión y amor. Que abandonemos nuestros «baales» particulares y le tengamos sólo a él como esposo.

Sea cual sea nuestra situación personal, Dios nos invita a recomenzar de nuevo, a iniciar una nueva etapa de amor y fidelidad. Evitando los devaneos y las idolatrías con las que nos tienta el mundo de hoy, que el profeta considera como «aventuras extramatrimoniales» y, por tanto, adulterios.

El salmo nos ayuda a emprender este camino de vuelta con confianza: «El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad: el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas».

Mateo nos narra hoy dos milagros de Jesús, intercalados el uno en el otro: un hombre le pide que devuelva la vida a su hija que acaba de fallecer, y una mujer queda curada con sólo tocar la orla de su manto.

Ambas personas se le acercan con mucha fe y obtienen lo que piden. Jesús es superior a todo mal, cura enfermedades y libera incluso de la muerte. En eso consiste el Reino de Dios, la novedad que el Mesías viene a traer: la curación y la resurrección.

José Aldazabal (Tiempo ordinario).