Jueves 09 de junio

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes 18, 41-46

En aquellos días, dijo Elías a Ajab: “Vete a comer y a beber, pues ya se oye el ruido de la lluvia”. Ajab se fue a comer y a beber. Elías, mientras tanto, subió a la cumbre del monte Carmelo, se arrodilló y con su cabeza tocó la tierra. Entonces le dijo a su criado: “Ve a divisar el mar”. El criado fue a ver y le dijo: “No se ve nada”. Elías insistió: “Ve otra vez”. El criado volvió siete veces, y a la séptima le dijo: “Una nubecilla, como la palma de la mano, sube del mar”. Entonces Elías le dijo: “Ve a decirle a Ajab que enganche su carro y se vaya, para que no lo detenga la lluvia”. Y en un instante el cielo se oscureció de nubes, empezó a soplar el viento y cayó un fuerte aguacero.

Ajab montó en su carro y se fue a Yezrael, y Elías, por inspiración y con la fuerza del Señor, se ciñó la túnica y fue corriendo delante del carro de Ajab hasta la entrada de Yezrael.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 64

R/ Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.

Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales. R.

Riegas los surcos, igualas los terrenos,
tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes. R.

Coronas el año con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.

Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”.

Palabra del Señor.

Reflexión

En nuestra vida cotidiana, en nuestra profesión, en nuestras labores buscamos ser mejores que los demás y para conseguirlo hay que poner esfuerzo, tesón, responsabilidad y perseverancia.

Si vamos al Evangelio de este día, el reto es similar, ya que Jesús nos dice que, si no somos mejores que los escribas y fariseos, no entraremos en el reino de los cielos.

La ofrenda cotidiana que nos pide Dios es esa: ser mejores cada día, exigiéndonos al máximo para agradarle a través de nuestros gestos, palabras y acciones.

Que la gracia del Espíritu Santo, con la frescura de su venida nos impulse a no desfallecer en nuestro compromiso cristiano cotidiano.

CECP