Domingo 03 de abril

Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 43, 16–21

Esto dice el Señor, que abrió camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, la tropa y los héroes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue.

«No recuerden lo de antaño, no piensen en lo antiguo; miren que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notan? Abriré un camino en el desierto, corrientes en el yermo. Me glorificarán las bestias salvajes, chacales y avestruces, porque pondré agua en el desierto, corrientes en la estepa, para dar de beber a mi pueblo elegido, a este pueblo que me he formado para que proclame mi alabanza».

Palabra de Dios…

Salmo responsorial: Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

R. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos».

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R/.

Recoge, Señor, a nuestros cautivos

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelve cantando,

trayendo sus gavillas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 8-14

Hermanos: Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.

Palabra de Dios…

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.

Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor…

Reflexión

Las lecturas de este domingo, con el relato de la mujer adúltera, cuya lapidación demandaban con insistencia los hombres que se creían justos y con autoridad para pedir tal cosa, nos hace pensar en tantos seres humanos condenados por hechos semejantes. En las tres lecturas sobresale la imagen de Dios como restaurador del ser humano, abatido por la injusticia, por el pecado. Esa imagen y actuar de Dios se define por su misericordia. Isaías, desde la opresión del destierro de Israel, habla de una novedosa realidad que superará con creces la penosa travesía por el desierto, en otras palabras, anuncia que Dios es el futuro del ser humano. Pablo, a su vez, impulsado por la novedad de Jesús, encuentra en él, la alternativa para superar su antigua condición de riguroso fariseo y hombre fanático de la ley judaica. En el relato de Juan, Jesús abre a la mujer sorprendida en adulterio un horizonte de futuro liberado y dignificado que los fariseos y los maestros de la ley estaban dispuestos a frustrar. Ella encuentra en el camino de Jesús la alternativa de la dignidad. Jesús desarma la argumentación de aquellos hombres que se sentían modelos de moralidad y de religiosidad, y los confronta con su propia conciencia.

En nombre de Dios nunca podemos mirar hacia atrás, estancarnos en el pasado, cargar con complejos de culpa y con las angustias que causan las propias equivocaciones. Lo que nos dice Jesús con su conducta es que él, desde el Padre y desde su misericordia-compasión, es solidario con el pecador, no con el pecado. La gran novedad que aquí se propone es la de un futuro reconfigurado por Dios.

JGR